24 sept 2007

El buen usurpador - Relato largo o cuento breve -

Autor: El Marciano Serrano


Mira, nosotros te queríamos hablar de un tema que nos tiene preocupados desde hace un tiempo, dijo el señor doctor de bigote canoso perfectamente recortado, casi calvo, mientras miraba a su esposa buscando asentimiento en la introducción. La señora, de vivos colores en la ropa y en la piel bronceada, platinado actual el pelo, bijouterie del último viaje al exterior, lo veía con su mirada enamorada de primer dia de casados. Siguió introduciendo en el tema a su eventual socio-cómplice desde este momento: resulta que acá hay una situación que tenemos que resolver de la manera más correcta para todos, explicó. Yo estuve buscando al dueño del lote de al lado por todos lados: internet, guía telefónica, hasta mi señora que tiene parientes que viven cerca del domicilio que encontramos se encargó de tocar timbre y preguntar en el barrio y no lo pudimos contactar. Resulta que un vecino, con el que ya tuvimos algunos problemas, porque se ve que no es gente como uno, me está tirando los restos de ensalada en el límite del terreno de al lado de mi casa con la suya, justo ahí donde puse una cerca después que limpié y bajé unos árboles, es decir en el lote de esta gente que no podemos ubicar. Yo, nosotros, ella y yo, como corresponde, hemos trabajado y puesto mucha plata para arreglar ese terreno, parquizarlo, delimitarlo, porque así como estaba, era muy feo, medio abandonado al lado de mi casa. Es una mejora que le aportamos a la belleza de este barrio, donde construimos nuestra casa hace un par de años, casi tres ya... le pusimos unas plantas y flores, además de un cerco...

Retomó: mirá, yo tengo que pedirte a ver que posibilidades hay de que podamos agregar un servicio público para el lote; total, para mi es lo mismo si hago la pileta ahí, o uso el agua para regar todo el parque que estoy armando, es decir... el tener otra factura por ese lote me significa casi lo mismo – en plata - que el exceso que tendría si usara solo el de mi casa. Ya sé que no soy el titular, pero considerando todo esto que te conté, pensá que a nuestra edad ya no podemos proyectar trámites a 20 años; total si en algún momento apareciera el dueño y me demostrara que es el real dueño, en caso de querer hacer valer sus derechos, él tendría que iniciarme un juicio de reivindicación que le va a costar plata porque además de su abogado, va a tener que pagar tasas, derechos y honorarios también de mi abogado, y encima le voy a reclamar por todo el trabajo que hice en el tiempo y el dinero que invertí en mantener su lote abandonado. En casos así, ya me han comentado que, generalmente, al sacar las cuentas al tipo le conviene arreglar conmigo y cederme la propiedad porque si no, tendría que poner plata para un lote al que nunca le prestó atención, en cambio si yo le doy un dinero mínimo se saca el terreno y el problema judicial de encima.

El señor continuó diciendo, luego de una interrupción infaltable de una llamada telefónica: qué lindo es, luego de una vida de honestidad, corrección y de comportamiento ejemplar, ver a nuestros hijos ya criados que se están haciendo profesionales para enfrentar la vida igual que nosotros...

Bueno, dejame ver qué puedo hacer y te llamo o me llamás, le dijo su, a partir de ahora, partícipe necesario además de nuevo socio y cómplice...

El Marciano se acordó entonces de dónde le resultaba conocido el honorable señor usurpador, y le vino todo como en una catarata de imágenes: aquella vez todo había comenzado con un pedido desesperado de ayuda por parte de un vecino, que veía como estaban tirando abajo el único pino que tenía este señor en otro lote, el de atrás de su casa, que misteriosamente se había torcido casi al punto de su subsistencia, luego de que un tractor que corta el pasto lo golpeara ferozmente sin querer; enseguida entró la otra imagen mental, la de la antena de tv satelital del buen usurpador prácticamente en el terreno de atrás y apuntando al maldito pino que molestaba para su paqueta y cara señal... y las imágenes seguían y seguían... imágenes de cuando él y su señora mentían diciendo que no sabían quién era el podador que acababa de trozar el pino, aquel mismo podador que había trozado árboles en otro lote lindero, el del medidor solicitado, y en el de su propia casa un tiempo antes, argumentando que se lo habían enviado de la inmobiliaria, la que con ellos se ha portado en forma absolutamente correcta, honrada y servicial desde el primer día, cuando le consultaron dónde comprar un lote.

Ahí fue cuando el Marciano se sonrió y pensó: qué buen cuento y qué parecido a la realidad!

1 comentario:

Zo dijo...

PIENSO QUE ES UN APROVECHADO, VIÓ LA OPORTUDIDAD DE QUEDARSE CON ALGO Y PUSÓ MANOS A LA OBRA, Y SI LLEGASE EL DUEÑO, NO TIENE CARA PARA NO DARSELO, SI ALGUIEN VA POR LA NOCHE Y LE PINTA LA FACHADA DE SU CASA, ¿TIENE DERECHO EL USURPADOR DE PEDIR LA TUTELA DE LA PARED, O SINO LA REMUNERACIÓN? . .