24 nov 2010

Con razón tanto desbande!

Con razón tanto desbande!

Uno suele darse cuenta con los años de que ha sido una persona lenta de entenderes.

Hace falta un hecho puntual, traumático, imprevisto, impactante o inusual, para que la comprensión integral caiga como una luz divina sobre el alma y la razón.

Otros vienen natos ya con esa especie de sensor y decodificador instantáneo, por lo que rápidamente interpretan hechos, personajes o dichos, de forma que obtienen sin esfuerzo una especie de fotografia multidimensional compleja.

Murió Kirchner. De inmediato, dos palabras que concentran sinnúmero de interpretaciones pero sin embargo resumen bien: que cagada!

Toda una existencia sin ir a Plaza de Mayo por política, más de 35 años sin militar, si se puede llamar así haber sido delegado del curso del centro de estudiantes en 3º del querido industrial en los '70. Por lo demás, intercambios de ideas y discusiones de sobremesa o café entre amigos, o alguna cívica afiliación transitoria por deducción; no pasaba de eso. Así de participativo ha sido uno.

Pero el otro día tuvimos una necesidad de pareja sincrónica y poco meditada: viajar para estar ahí, para hacernos ver, para comunicarnos, para participar no solo en el dolor, sino también para demostrar y asegurar la fuerza esperanzadora de que hay nuevos tiempos y que son ya; por eso fuimos a Plaza de Mayo.

Entonces vimos que éramos muchos, aparte de los que sabemos están y estarán siempre en casos así.

Ahí hubo algo que excedió las expectativas más promisorias. No estábamos solo porque el tipo había cumplido lo que había prometido. Tampoco era sólo porque se lo considera, con acertado criterio, el primer verdadero continuador de Perón y Evita, o porque simplemente facilitó al pueblo argentino y latinoamericano su verdadera expresión. Era por todo eso junto y por mucho más.

Queda una presidenta compañera que está viuda de su marido, pero no de sus ideas, proyectos e ilusiones.

Castigada, ofendida, humillada, insultada, al igual que su finado marido estadista, como nunca se ha visto en la política argenta.

Ahora voy entendiendo, cuando se publicaban y difundían todo el día, y todos los días, esas campañas desprestigiando, menospreciando, socavando, subestimando, tergiversando, desanimando, hablando de crispación, intolerancia, autismo, billetera, sumisión, amiguismo, populismo, fascismo, y cuantos adjetivos, verbos y adverbios encontraron para querer frenar lo imparable e incontenible, cuál era el verdadero motivo de tan minucioso trabajo informativo.

Y por fin aparece clara la respuesta a los interrogantes que se planteaban, y que no tenían explicación firme y contundente que se basara en algo lógico, comprobable, cuando se requería sobre el por qué de tanto odio mediático a un gobierno que fue venciendo la incredulidad, y logrando anónimas simpatías a la vez que exitosos resultados.

Lo que sucede es que ahora nos damos cuenta de que no era odio. Era miedo.

El mismo miedo del que pretenden imbuir a la sociedad enfermándola patológicamente: no ayudes a nadie, no te metas, no hables, nos están espiando, te va a ir mal si te oponés, hay autogolpe con armas, no vamos a tener leche ni carne ni pan, cuidado con las villas, ojo en el semáforo, no le abras al censista, ya no se puede salir a cenar, nos están matando a todos, guarda con lo que decís, no hay libertad de expresión, y cuantos etcétera se te ocurran de una lista interminable de picoteo incesante al cerebro desprevenido.

Es el mismo método, el del miedo, con el que silenciaron a una generación entera mientras hacían su trabajo de disciplinamiento usando políticos, economistas, jueces y periodistas útiles a un solo fin: vaciar el país transfiriendo toda la riqueza hacia unos pocos bolsillos, sacando del medio a quien sea y como sea.

Pero lo que nunca evaluaron es que nos iríamos dando cuenta, de a poco pero en forma exponencial, de que sus miedos no son los mismos que los nuestros.

Tienen miedo de no poder manejar la economía, la política ni la sociedad como lo han hecho desde hace mucho tiempo hasta hace bastante poco, y lo dejan entrever cada día con sus falsedades obvias, sus tergiversaciones y su mala praxis evidente sin juicio ni castigo.

Quieren pasado pisado. Ellos sí que algo habrán hecho para defender a rajatabla esa postura.

Ahora quizás, ante el fracaso de los viejos métodos, se quieran hacer pasar por buenos. Hay que estar atentos a esa nueva actitud engañosa y de fines tan inconfesables como los que tuvieron hasta el presente, amparados en la tan llamativa ausencia de discusión de ideas, o quizás apelen a la vieja práctica de la violencia intimidatoria y desconcertante.

Kirchner es el hombre gris de Benjamín Solari Parravichini según dice mi mujer, y yo me lo creo. No solo porque lo diga, sino también porque es evidente el cambio generado en el país, coincidente con las famosas predicciones.

Y también creo que, pese a que hay cosas que se podrían haber hecho mejor, y que hay muchas más que aún no se han hecho, el camino tomado tiene un rumbo, una dirección, un destino, que no podrá ser alterado.

Un pais con reservas crecientes mientras se desendeuda, que elevó su consumo interno, que es respetado en foros internacionales, que se relaciona con todo el mundo; que hace inversión en obra pública, con balanza comercial positiva, con desarrollo artistico y cultural, que es factor aglutinante de sudamérica, que colabora tecnológicamente con aquel otrora lejano primer mundo, que brinda más oportunidades de mejor educación y salud, que ha elevado la autoestima de los mas desposeídos, y mejorado la calidad de vida de todas las clases sociales, favoreciendo la libertad, la igualdad, y la memoria, verdad y justicia sobre el oscuro pasado, ha sido ocultado y saboteado.

La gente, la famosa gente de la que hablan siempre, se avivó de quien es quien y que busca.

Y eso tampoco podrá ser alterado.