17 mar 2011

Corpo Nuclear

LA CORPORACION NUCLEAR EMBISTE

La Corporación nuclear es muy poderosa y cínica. Tanto como para decir por todos lo medios posibles que un reactor nuclear que todos vimos explotar es imposible que explote. ¿Hay algo en el universo conocido que no pueda explotar bajo ciertas condiciones? No me parece. Que la radiación nociva o intolerable para un ser humano tenga variaciones desde unos pocos mili, hasta unos cuantas decenas o cientos o miles de la misma cosa, tampoco.

Walter C. Patterson escribio allá por los setenta que usar energia nuclear para calentar agua era un despropósito comparable al de usar una motosierra para cortar una rebanada de manteca. Muy acertado.

Que si no fuera por el terremoto y el tsunami nada habría pasado es una especulación por lo menos falaz, dados los antecedentes de todos los supuestos accidentes previos.

Lo que no puede reconocer la corpo nuclear es que el manejo de tal tecnología está en el límite de lo que el ser humano puede hacer de manera acertada, confiable y controlada.

De allí debe venir la idea de exponer públicamente, y como evidencia, que muchos doctores en física de los organismos de control, son los mismos que trabajan para las corporaciones privadas nucleares determinando cuando donde y como instalar centrales por todo el planeta.

Vanagloriar que Japón es un país serio, responsable, que la cultura nipona es diferente y superior, que manejan la tecnología a un nivel perfecto e inalcanzable, no alcanza para evitar que veamos esos edificios costeros en las zonas de mayor inestabilidad tectónica del planeta erigidos de manera desafiante, inexpugnable, casi como retando a la naturaleza a que muestre sus mejores armas. Y por cierto que la naturaleza las mostró.

Como si Chernobyl no hubiera pasado, como si Three Miles Island, Hiroshima y Nagasaki fueran solo un lugar más, siguen con la misma retórica. Es entendible para quien estudió y vive de la corpo nuclear que la quiera defender, pero lo mínimo exigible sería que sean honestos consigo mismos solamente por este momento en que las evidencias son contundentes.

Ninguno de los acérrimos defensores de la corpo nuclear iría ahora mismo a tocar alguno de los reactores de Fukushima; ni siquiera se arrimaría al poblado mas cercano, pero mientras tanto aseguran que los niveles de radiación en la zona son como si te hubieras hecho una tomografía.
Encima tildan de histéricos a estudiosos del tema, y que son quienes verdaderamente exponen la realidad, con un desparpajo atroz.

Y para coronar la idea, ahora exponen números de las necesidades energéticas globales para demostrar la conveniencia y necesidad de la existencia de su corpo nuclear, por ser mas eficiente y linpia que todas las demás fuentes de energía.

En el contexto actual de arreglos entre corporaciones y gobiernos que favorecen las megaobras para surtir de energía al planeta, queda descartado lo principal: la salud del ser humano como objeto requiriente.

Un cambio en el pardigma energético es inminente: las fuentes solares y eólicas a bajo costo implementadas en cada hogar son suficientes, baratas, limpias, eficientes y de poco mantenimiento como para abastecer a los individuos sin riesgos para su salud. Claro que tienen una gran contra: eliminan los intermediarios entre las corporaciones nucleares y del petróleo y los estados, sus principales socios.

La energía hidroeléctrica, mareomotriz y geotérmica también poseen atributos excepcionales para uso industrial, pero ya casi no pueden resistir el embate de las corpos nucleares.

Y en medio del atolladero energético, reflorecen los amantes del uso del suelo para cultivar alimentos como combustibles, como si fuera mas importante mover una máquina que alimentar a una persona.

No se trata de profesías mayas, ni apocalipsis del 2012.

Si no hay toma de conciencia de qué es lo realmente importante, y se redireccionan los recursos hacia quienes verdaderamente los necesitan a la vez que se cuida su salud, la autodestrucción de la humanidad es solo cuestión de tiempo.