14 nov 2008

Ferrocarriles y rutas para atenuar la delincuencia

En Argentina tenemos cuentas pendientes con el sistema penitenciario, comenzando por los encausados, pasando por los adolescentes sin edad definida para cometer delitos, y llegando hasta los convictos presidiarios.

Aparentemente y segun quienes entienden en estos temas, hay varios cuellos de botella conocidos y de dificil resolucion.

Siempre se menciona que la justicia es lenta, que las carceles son insuficientes, que no son lugares apropiados para la reinsercion social sino todo lo contrario, que el dinero que cuesta mantener cada preso en un sistema deficiente es demasiado, que no hay sitios apropiados para la reeducacion de los adolescentes, que el seguimiento de las libertades transitorias o condicionales falla por todas partes, que las reincidencias son altisimas, y muchas mas descripciones fatalistas carentes de solucion casi imposibles de detallar.

Palabras de diagnostico sobran, las escuchamos y leemos todos los dias.

Hechos que demuestran la triste realidad, tambien.

Ya sabemos que el trabajo es un elemento dignificador del hombre.

Si producto de ese trabajo se hace algo util para el resto de la sociedad, mucho mejor.

De todas maneras hay que alimentar, asear, curar, contener, alojar y dar minimos espacios de recreacion a los delincuentes; eso es indiscutible, tanto como promover su reinsercion social.

Sabemos que esto conlleva un alto costo para el resto de la sociedad; entonces, ya que esta se debe hacer cargo de ellos, es logico que devuelvan al menos con un dignificante trabajo su periodo de rehabilitacion.
Mucha obra publica no se ejecuta por su alto costo, o por falta de decision politica, o por exceso de voracidad empresaria.

Las primeras obras publicas pendientes que a uno le vienen a la mente son las antiguas y peligrosas rutas y los diezmados ferrocarriles.

Establecer campamentos moviles para que trabajen los presos no parece ser un gran desafio economico; los guardias igualmente deben existir, el ambito de alojamiento, logistico y de seguridad tambien, pero el resultado final puede ser realmente prometedor al ver que la infraestructura tan necesaria para el pais se va realizando, a la vez que se incentiva el valor del trabajo como componente fundamental de la rehabilitacion social.

Solamente faltarian agregar herramientas y materiales, pero el costo laboral de mano de obra seria practicamente transparente para el estado.

Inclusive podrian establecerse premios o pagos de incentivos a quienes mas colaboren, de los que podrian disfrutar cuando terminen su condena.

Una persona cansada por trabajar es preferible a una alienada por no hacer nada.

La satisfaccion de hacer algo util es generadora de salud mental.

Si una persona termina su condena internalizando los beneficios del trabajo honesto y socialmente reconocido, seguramente va a salir mejor ser humano que cuando entro en la mayoria de los casos.

Depende de nosotros como sociedad brindar el entorno adecuado para que asi sea.

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